ya no me acuerdo, si tus ojos eran marrones o negros como la noche o como el día que dejamos de vernos.
Pero
haciendo un gran esfuerzo, aún
veo tu mirada en cada espejo de cada ascensor
donde cada noche, me sube hasta el cielo.
donde cada noche, me sube hasta el cielo.
Ya
no me acuerdo, ni de tu risa, ni de tu prisa
por darme un beso.
Ni qué botón, de tu camisa desabrochaba primero.
por darme un beso.
Ni qué botón, de tu camisa desabrochaba primero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario