Imagìnense a un HOMBRE en la flor de la edad, un hombre con el que el tiempo no es brutal, sino un artista exquisito dedicado a pulir sus facciones, a hacerlas cada vez màs bellas. Imagìnen que su voz es màgica, dueña de una dulzura ultraterrena pero tambièn con el poder de convocar a los cuatro vientos con un sòlo grito.
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